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18 junio 2018
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Hoy en día los padres de familia necesitamos datos, no solo consejos, sobre la crianza y desarrollo de nuestros hijos. Desafortunadamente es difícil encontrar información real entre la cantidad de blogs, libros, y familia, no sabemos cuál es real y cuál debemos seguir.
Lo que si sabemos es que los cinco primeros años de vida son cruciales en nuestros niños, que se va a desarrollar el cerebro, que de esta experiencia va a nacer su personalidad, que sus relaciones e interacciones en esta primera etapa va a marcar la diferencia en su vida, entonces ¿a qué experiencias debemos exponer a nuestros hijos los padres y los educadores? Esta es la gran pregunta que nos planteamos todos los días y la respuesta es tan simple como paternidad-maternidad es igual al desarrollo del cerebro, educación apropiada en sus primeros años es conectar neuronas y conectar emociones y experiencias. Lo que hagamos los primeros cinco años influirá profundamente en la manera en como ellos se comporten cuando sean adultos.
Como padres y educadores debemos enfocarnos en el auto-estima, en la confianza, en tener un auto-concepto de quién soy yo, identidad, motivación y la capacidad de relacionarnos con otros.
Si en estos primeros cinco años los padres y los educadores creemos que debemos enseñarles solo destrezas como dibujar, escribir, recortar, contar y saber conceptos pre-matemáticos o el aprendizaje de más idiomas que el materno, a qué momento les permitiremos aprender lo que es básico para ser un ser humano íntegro.
Si comprendemos que el cerebro está programado y lo que más le interesa es la supervivencia, y que además tiene una necesidad profunda de relacionarse con los otros, entenderemos que sólo a través del juego ininterrumpido, del tiempo de libre exploración, de las relaciones sociales, la creatividad, la comunicación verbal y el auto control se desarrolla el ser humano de manera apropiada.
Entonces padres y educadores nos debemos centrar en permitir crear espacios de aprendizaje donde los niños encuentren un propósito de vida, motivación intrínseca, esperanza y sueños, auto determinación, fuerza de voluntad, inteligencia emocional, creatividad,resiliencia, autorregulación,control sobre nuestro destino y finalmente felicidad.
Si es que en nuestros primeros años de vida lo que nos enseñan es a seguir órdenes y reglas, a trabajar en mis destrezas, a cantar o pintar de la manera que a los adultos les gusta, ¿en qué momento voy a desarrollar estas herramientas vitales para ser mejor? Solo en los momentos de vida en que me permitan escoger, pensar por mi mismo, tomar decisiones, interactuar, hacer preguntas, interrumpir y jugar sin tener que agradar al adulto y buscar su constante aprobación, podemos entonces desarrollarnos para la vida y no sólo para entrar al colegio de la predilección de los padres.
Finalmente la gran respuesta a la pregunta de cómo hacer a nuestros niños más inteligentes es permitir a los niños que se sumergen en un día de juego imaginativo, que se creen espacios donde ellos puedan hacer un plan de juego y desarrollar su lenguaje e interacción social con otros niños, crear experiencias donde ellos tengan desde bloques para construir mundos enteros, colores, rompecabezas por terminar, árboles donde trepar, espacios mágicos envueltos en naturaleza para que puedan emplear su inteligencia y creatividad individual y estas sean infinitas.
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